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La Basura Es Un Problema De Los Humanos ¡La Naturaleza No Genera Basura!

La naturaleza no genera basura

Te has fijado que en la naturaleza todo, absolutamente todo, se reintegra al ciclo de productividad. Todo está encadenado de manera tan perfecta, que al dejar de cumplir una primera función (para la cual podemos decir que fue creada) pasa a cumplir otra, diferente de la primera, pero no por ello menos importante.

Tomemos el ejemplo de una cáscara de plátano. Su función original es proteger la suave y sensible pulpa del fruto que lleva en su interior, para que este pueda desarrollarse hasta su madurez (sin oxidarse ni estropearse), y cumplir la función de esparcir las semillas de su árbol de origen, a través del transporte de algún animal hambriento.

No obstante, una vez acabada esta primera función para la cual fue diseñada, la cáscara de plátano no se convierte en “basura”. Al caer a la tierra se convierte en alimento para cientos de microorganismos que lo degradan, liberando sus nutrientes para que estos puedan convertirse nuevamente en suelo fértil que dará vida a otros árboles de plátanos, mangos y todas las especies que nos podamos imaginar. De hecho, como dato, esta cáscara rica en potasio puede utilizarse para añadir este mineral a la tierra para el beneficio de nuestros cultivos o plantas ornamentales, para ello solo debe ser macerado en agua, y luego utilizamos esta agua al momento de regar.

Pero volviendo al concepto de “basura” te has preguntado alguna vez en qué momento aquello que compraste porque lo necesitabas se convierte en la “basura” de la cual te necesitas deshacer. El gran secreto -y esto es clave para convertirnos en los consumidores conscientes que el planeta necesita- es que la basura no se vuelve basura cuando la tiramos al basurero, la basura ya era basura cuando la compramos, e incluso antes que llegara a las estanterías de la tienda. La basura es basura desde que se diseñó un producto, parte del cual pierde su utilidad después del primer uso.

Esto es algo lógico, pero en lo que no se acostumbra a pensar. Para convertirnos en consumidores responsables debemos, al momento de realizar las compras de los productos que necesitamos, preguntarnos ¿y cómo me voy a deshacer de los recipientes una vez acabe con el producto? Esta simple acción puede hacer la diferencia entre comprar un producto envasado en una botella PET1 (que puedes reciclar en tu contenedor de ReciclaSur más cercano), o comprar un producto similar cuyo envase viene sin estampado de clasificación y que por ende no se puede reciclar. Con esta simple acción, estaremos empujando a los cambios que necesitamos ver. Exigiendo, mediante ese voto que ejercemos tan cotidianamente que es nuestra compra, que las empresas nos ofrezca soluciones para que cuidemos el planeta entre todos. Porque el costo de no hacerlo es social y ambiental y lo pagamos todos. Como ciudadanos tenemos un gran poder, pero solo podemos ejercerlo si nos volvemos conscientes. Puede que tome un pequeño esfuerzo de nuestra parte, revisar los envases con suspicacia, cuando estábamos acostumbrados a añadirlos al carro mecánicamente, pero es un esfuerzo que podemos realizar con alegría si pensamos en un un futuro con playas limpias, por un futuro donde no mueran más especies de animales por comer plástico o por quedarse atrapados en una lata, un futuro donde nuestros hijos y nuestros nietos no tengan que vivir en la contaminación.

¡Vale la pena un poquitito de esfuerzo por un futuro sin basura!

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